Por Claudia Khiabet Garcilazo

Además de los servicios o productos que una marca ofrece, es necesario crear alrededor de ella una personalidad que la identifique en la red para distinguirse entre la competencia. Una empresa sin una sólida imagen corporativa, no se posiciona fácilmente y probablemente inspire desconfianza entre los usuarios e incluso entre los empleados de la organización.

Para tener éxito con nuestras estrategias de marketing, es importante iniciar por este punto; recuerda que la forma en que el público nos percibe, se reflejará directamente en los objetivos, ya sean de venta, fidelización o de generación de leads, por ejemplo.

Los clientes hablan por ti y tu reputación es tu identidad, de ahí que el primer paso para construir una buena imagen corporativa, consiste en reforzar la honestidad e integridad con la que manejas tus procesos y ofreces tus productos o servicios. Quienes ya te conozcan y sean fieles a tu marca, serán tus mejores portavoces.

Establecer buenas relaciones y mejorar las experiencias de compra son parte de este plan; recuerda que hay competencia pero necesitas decir con hechos por qué es mejor buscarte a ti. A largo plazo, esta solidez también te generará nuevas oportunidades de negocio e inversión.

Parte de este plan, está relacionado con aquellos elementos tangibles como el logotipo y los colores corporativos que expresen lo que somos y la manera en que trabajamos: es indispensable para crear recuerdos en los usuarios e invitarlos a quedarse con nuestra marca.

Podemos resaltar cuatro puntos indispensables en una estrategia de creación de imagen corporativa:

1.- Identidad interna: no sirve de nada tener un gran diseño si de manera interna la empresa no cuenta con una buena organización con sus empleados o no respeta sus políticas de venta.

2.- Imagen externa: es aquella que se gestó dentro de la organización pero que se materializa y se usa para darnos a conocer en el mercado: página web, tipografía, colores, slogan…es la forma en que el público nos identificará.

3.- Comunicación: se refiere a las relaciones públicas y mensajes publicitarios que emite la marca; esta parte es vital en la gestión de los canales en donde emitimos nuestra información, principalmente en las redes sociales. Está en juego nuestra reputación, por lo que en todo momento, quienes atienden este punto, deben estar en sintonía con los valores y la manera de trabajar de la empresa.

4.- Renovación: aún cuando ya contamos con una imagen corporativa en forma, es importante adaptarse a los cambios para no quedar en el olvido y estar al tanto de las tendencias que puedan impulsar el cumplimiento de nuestros objetivos.