El coaching se ha diversificado hacia todo tipo de sectores y especializaciones, si tienes un problema familiar, laboral o personal un coach puede ser la solución.
Aunque debes tener en cuenta que el coaching no es una terapia, por lo tanto debes estar listo para tomar esta opción y también ser precavido porque hay muchos profesionales que lo hacen bien, pero otros tantos son improvisados que si no saben o están peor de confundidos que tú seguro te hundirán más.
¿A quién le quieres confiar la tarea de acompañarte? Porque realmente lo vas a involucrar en lo más íntimo de ti, por eso no pierdas de vista que el cambio o las soluciones vienen de ti mismo; el coach o mentor solamente te acompañarán, te darán una visión, pero la magia está en ti y ellos solamente ayudarán a que la encuentres o la potencialices.
Recurrir a un coach personal es algo que depende de cada persona, hay una especie de clic interno que te indica que esta vez no irás solo y necesitas un rumbo.
Hay situaciones o contextos en los que comúnmente se recurre a un coach personal. Pero antes cabe hacerte unas aclaraciones sobre la diferencia entre los roles de asesoría con los que puedes lidiar para que sepas qué necesitas realmente.
Puedes encontrar un consultor, un profesor, un coach o un mentor. El mentor trabaja directamente en ti, te dice “tú hazlo”, pero junto contigo verifica casos y diferentes vías; es más experiencial, ha pasado por donde tú estás, por lo que buscará mejoras en cada etapa.
En tanto, el coach trata un contenido más versátil, también trabaja en ti, te acompaña y realiza preguntas: “cómo quieres resolver el problema”, son temas más abstractos. En general son multidisciplinarios, pero sin ser especialistas en un campo.
El profesor va hacia un contenido más concreto y aplicado; te enseña el proceso y los componentes dentro de ese proceso. Son especialistas en un campo. Mientras el consultor va a un contenido más concreto, también lo aplica, pero trabaja en tu problema y se especializa en darte la solución o el resultado directo.
La diferencia es cómo trabajan y qué tipo de conocimientos te brindan, ninguno es mejor que otro, es simplemente ver qué requieres en un contexto en particular. Si el problema es algo concreto es tarea del profeso o consultor, pero si es algo más abstracto busca un coach o un mentor. El consultor es ideal para tareas específicas, poco frecuentes o que no tienen que ver con tu actividad; si son tareas concretas de uso constante entonces es terreno del profesor; si son cuestiones que no puedes responder más que tú, la opción será el coach. Si es algo de gran volumen, complejo y con metas de largo alcance ve por el mentor.
Aquí te dejamos una lista de contextos o situaciones en las que sabrás que es momento de contar con un coach o con un mentor:
- Al emprender un negocio o proyecto.
- Si realizas cambios en tu vida.
- Si requieres clarificar el rumbo profesional.
- Si buscas potenciar habilidades.
- Si quieres dar batalla a patrones negativos.
- Cuando quieres trazar un nuevo camino en tu vida laboral, familiar o individual.
- Si sientes vacíos internos que buscas llenar.
- Si quieres superar una creencia limitante.
- Para lograr un objetivo en particular.
- Para recuperar la motivación.
- Detectas que es momento de explotar tu potencial creativo.
- En la toma de decisiones.
- Para organizarte mejor.
- En un proceso de aprendizaje.
- Intentas establecer mejores relaciones con las personas.
- Para incrementar tu liderazgo.
- Si manejas un equipo de personas.
- Para eliminar conflictos.
- Buscas mayor productividad.
- Realizas un viaje espiritual.
Así que ten cuidado porque no hay recetas para todos, cada caso es distinto, cada persona tiene su propio contexto, objetivos y necesidades. Si tomas el camino de acercarte a un coach personal o a un menor, recuerda que lo principal es mejorar como persona en algún punto específico, en un ámbito particular o en varios aspectos que te permitan inspirar a los demás; en resumen a que te sientas bien y seas FELIZ.