La publicidad que carece de una historia es un simple anuncio sin alma, información, datos, a lo sumo una explicación que a nadie impactará.

Tomen en cuenta que las mejores campañas de marketing tienen un concepto sustentado por una buena historia, ahí radica la importancia del storytelling. ¿Qué quiero decir? ¿A quién se lo digo? ¿Cómo lo digo?

Si se tienen claras las respuestas entonces tendremos un rumbo de lo que buscamos y para conectar con la gente será necesario que esas respuestas vayan envueltas en una historia. Conectar con las personas es emocionarlas, moverlas, impactarlas, afectarlas, cambiar algo en su vida; ese es precisamente el reto, la función y la esencia del storytelling.

Piensa por ejemplo en un amigo que vende su auto, te dice el precio, las características del vehículo y punto. Seguramente valorarás la información que te proporciona solo si estabas buscando comprar un auto, si no, es posiblemente que ni pienses en lo que te comentó. Pero qué tal que el contexto es otro, te platica que está apuradísimo por la operación de su hija, que está vendiendo su auto para ingresarla al hospital; aquí ya hay algo humano, algo que te mueve, si está en ti lo apoyarás comprando el auto, si no, buscarás entre tus conocidos quién lo compre.

En la publicidad es justamente lo que se tiene que buscar, aquello que conecta con las personas, hay que humanizar el mensaje, hablarle a la audiencia en su lenguaje, con sus expresiones, tocar sus sueños y preocupaciones. Por eso hoy vemos el abuso de utilizar animales para vender de todo, en mayor medida de perritos, porque estos por sí solos conmueven, así que es fácil conectar si ponemos a un perrito para vender un servicio de mensajería o un auto.

Actualmente hay muchas marcas que mordieron el anzuelo de informar en vez de comunicar porque aparentemente es más rápido desarrollar un material que explique, que arroje datos o destaque características, en vez de generar un mensaje que conecte, que no hable de las bondades del producto o servicio, sino de cómo cambiará nuestras vidas.

Storytelling es dotar de intencionalidad, de algo más allá del producto, no se trata de una historia larga con la marca como protagonista, sino de una comunicación poderosa, de un mensaje bien direccionado y que todo lo que se utilice para difundir ese mensaje nos cuente algo.

Puede ser una imagen fija, pero que diga algo, si hablamos de zapatos y la publicidad muestra el zapato con un texto que diga “más confortables”, solamente es información; para una persona qué le dice que el zapato sea cómodo, puede ser algo subjetivo y si miro así el zapato sin nada más no detecto esa “comodidad”.

Si esa misma marca de zapatos nos muestra a un hombre durmiendo en una noche normal, pero que trae puestos los zapatos y le decimos “tan cómodos que se te olvidará quitártelos”, ya le pusimos una intencionalidad, ya decimos algo y conectamos con las personas, quienes al buscar zapatos pueden recordar más fácil a esos zapatos que son tan cómodos que ni sientes que los traes puestos.

Vale la pena reflexionar sobre el storytelling, es un gran recurso que hará distinguir a las marcas dentro de un mar de anuncios que están pidiéndole a la audiencia que les compren. Mucha atención porque el storytelling no es conectar con todos con un mensaje universal, es conectar con quienes quiere la marca, los que escucharán su mensaje, y esto se logra solamente a través de buenas historias.