Con la evolución de los hábitos de consumo y de las plataformas para informarse se ha incentivado la aparición de las noticias falsas o fakenews, ya que las nuevas generaciones le dan más credibilidad a las redes sociales, además de que cada vez se le dedica más tiempo a la navegación e interacción por dichas redes.

Esto hace un terreno, contexto y momento propicio para nutrir la práctica de las fakenews, cuyo impacto va en tres niveles de acuerdo con el tiempo y propagación que generan: bajo impacto para aquellas falsas noticias que solo ocasionan una credibilidad al instante de su circulación, pero que no se propaga; impacto medio para aquellas fakes que sí logran difundirse, pero se les desmiente con facilidad y de alto impacto para las que trascienden, se viralizan y dominan la conversación digital.

En muchas ocasiones el impacto queda solamente en lo digital, pero en algunos casos traspasa las fronteras y tiene un movimiento social (físico). Precisamente por la propagación de las fakes de alto impacto es que medios de comunicación, plataformas sociales y otros sectores han puesto en la mira mecanismos de control, sugerencias y protocolos para verificar la veracidad de una noticia.

Inclusive se están realizando pruebas con inteligencia artificial que detecta fakenews tomando en cuenta algoritmos y parámetros de verificación en la red con la que pueden indicar si una noticia viene de una fuente veraz.

Uno de los estudios más importantes al respecto es el del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para desarrollar una inteligencia artificial que descubra patrones de lenguaje y modelos de noticias verídicas o falsas.

Lo más interesante es que esta inteligencia artificial va aprendiendo para que sean más eficientes sus comparaciones mediante el sistema automatizado de detección de noticias falsas.

“Las noticias falsas son una forma de propaganda para engañar a los lectores, y generar opiniones en sitios de internet o dirigir a la opinión pública. Ante esta tendencia popularizada en Estados Unidos durante las elecciones presidenciales de 2016, los especialistas comenzaron a desarrollar detectores automáticos de noticias falsas”, explicó el MIT.

Más allá de los esfuerzos para detectar las fakes debería impulsarse la conciencia de no propagarlas, esa sería la mejor forma de contenerlas.

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