Así como cambian los comportamientos de una audiencia y -entre esos- sus procesos de consumo, así también van renovándose las marcas, pero en ocasiones las dos partes toman caminos distintos, abriéndose una brecha que los desconecta.
Si esto pasa ningún esfuerzo será suficiente para que una marca atraiga a su audiencia, lo habrá perdido, entonces el consumidor será infiel y cambiará a otro producto o servicio con el que se sienta a gusto.
La similitud del proceso con el de una relación de pareja puede parecer una exageración, pero es real. Cuando una marca es indiferente y lanza un mensaje general, frases trilladas que dicen todos, el consumidor lo detecta, se siente defraudado si es que tenía una conexión con la marca y si no se había hecho un vínculo el consumidor la tomará como una más que puede cambiar sin problema.
De ahí la importancia de que las marcas sean auténticas, frescas, que su mensaje sea personalizado, que estudie a su audiencia para que le hable en los términos correctos, que ofrezca realmente valores agregados, en fin, que la atraiga y dé un paso más para que -si ya la atrajo- ahora la ENAMORE.
La infidelidad es un rumbo natural para los consumidores, los gustos e intereses cambian constantemente, el cerebro busca lo novedoso, por lo que cualquier mensaje que capte con algo de originalidad le atraerá la atención.
El camino es largo para una marca que quiere llegar a tener consumidores lovemarks o embajadores de marcas, pero vale la pena tomarlo.
Aquí te van algunos factores que detonan la infidelidad de los consumidores para que trates de evitarlos:
- Indiferencia
- Comunicación sin emoción
- Distanciamiento
- No contar con un mensaje definido
- El engaño y la mentira
- No brindar soluciones
- Solamente dar información, datos y nada con lo que se identifique el consumidor
- No brindar valores agregados
- No hablarle en sus modos
- Monopolizar el discurso y evitar la conversación
- No interactuar
- Ser poco original
- Hacer lo que los demás hacen
- No arriesgarse
- No contar con una personalidad