No cabe duda que el tiempo es lo más valioso para todos, aunque a veces no se le dé la importancia o no se perciba como nuestro mejor insumo, encima de todo, incluso del dinero, porque al final el tiempo es el que realmente genera cualquier recurso.
Al ser limitado es un bien que se debe administrar, ya que desperdiciarlo es un lujo que nadie debería darse. De todo esto surge una gran necesidad por ser productivos; tanto a nivel personal como familiar o laboral se quiere ser más productivo, entendiéndolo como hacer más cosas en un menor tiempo.
Esa idea poco a poco se va desvaneciendo porque el enfoque es equivocado, sin un orden, planificación y una jerarquización, hacer más en menos tiempo solamente está generando una espiral de engaño.
¿Han tenido la sensación de que el día debería tener 36 o 40 horas para poder hacer todo lo que tenemos programado o todo lo que queremos? El ritmo acelerado actual obliga a las personas a mezclar sus ámbitos y actividades, así que algo o alguien tendrá que ser el sacrificado para poder abarcar todo.
Uno de los principales afectados es el sueño, es lo primero que le restamos para poder tener más “tiempo activo”, luego los espacios de comida, también los descansos, el tiempo con uno mismo y si las actividades son más y más llegamos al sacrificio de visitas con amigos, reuniones, diversiones, familia, así sucesivamente.
Productividad no es hacer más, sino hacer lo importante y resolverlo bien. Una persona productiva es posible que tenga solamente dos o tres actividades por día para cada uno de sus ámbitos, así que las resuelve al 100% de manera efectiva, sin divagar y sin estrés.
Esto requiere de una gran capacidad para detectar los diferentes ámbitos en los que nos movemos, saber poner fronteras para no mezclarlos y determinar lo más importante para cada ámbito, para cada día. Al establecer prioridades podemos fijarnos objetivos claros, medibles y realistas, así tendremos una guía para nuestro proceder.
Suena sencillo, pero no es tarea fácil porque cada persona es la que determinará sus prioridades y el tiempo que le brindará a cada ámbito; hay quienes los consume su trabajo de tal forma que pasan prácticamente todas sus horas activas en ese sector; si es su decisión no es malo, siempre y cuando esté consciente de ello y el poco tiempo-espacio que le dé a otros ámbitos como el de la diversión o la familia lo otorgue con calidad.
Productividad también es balance, entender que no puedes hacer todo, que no tienes 8 manos ni tres mentes, pero estar alerta de que una tarea no se haga interminable; es común querer hacer todo, traer en la mente una lista enorme de actividades y contar con objetivos difusos que nos mantienen en un estado de ansiedad porque por más que hagamos cosas, nunca le vemos fin a la lista, así que muchas tareas pasan de un día a otro o se procrastina a la menor provocación.
Todo eso sucede porque no somos productivos, no hemos planeado, jerarquizado y ejecutado; si una actividad no las hecho seguramente no era importante para ti, a veces hay que saber desechar y tachar cosas de la lista para poder centrarse en lo que sí requiere una pronta resolución.
Productividad es equilibrar tus tiempos y cada uno de tus ámbitos, si lo logras serás más funcional, más rentable, tendrás tranquilidad y serás feliz.